En una regata de estas características lo más importante es poder terminarla. A pesar de las previsiones y la preparación exhaustiva, la fatiga del barco después de navegar días y días sin detenerse, hace que siempre salgan problemas imprevistos.

Ante situaciones de este tipo, los navegantes deberán tener una elevada preparación para solucionar cualquier problema. Deberán saber meteorología, electrónica, informática, telecomunicaciones, mecánica, velería, trabajo con fibras sintéticas, primeros auxilios, táctica de regatas, etc. Además, los navegantes en solitario o a dos deben ser polivalentes y conocer el diseño de cada pieza, los materiales que la constituyen, las cargas que soporta ... A menudo, la opinión del equipo de tierra ante un problema será crucial.

En definitiva, los navegantes deben ser capaces de adelantarse a los peligros y averías para prever cualquier situación de riesgo.

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