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En los últimos años, las nuevas tecnologías de detección por satélite han demostrado los peligros de colisión con hielo flotante que corren los navegantes. Esto ha hecho que las puertas de hielo hayan cobrado un especial protagonismo en las últimas regatas de la Clase IMOCA –la Vendée Globe y la Barcelona World Race-.

La zona límite de seguridad son unos puntos imaginarios que marca la Dirección de Regata con el objetivo de obligar a los navegantes a cruzarlas dejando algún punto de ellas al sur. La finalidad es limitar el descenso de los barcos a zonas peligrosas, ya sea por la abundancia de hielo flotante o por estar demasiado alejadas de los servicios de salvamento marítimo de los países australes.

Estas líneas de latitud constante, son definidas entre dos longitudes determinadas y suelen tener unas 350 millas de longitud. Los regatistas tienen la obligación de pasar dejando cualquiera de sus puntos por estribor.

Las posiciones de estos puntos dependen de la evolución de la banquisa polar (hielos flotantes polares) y generalmente se dan a conocer antes de que empiece la regata. Aún así, a lo largo de la regata la posición de los hielos va cambiando, también se modifica la zona límite de seguridad.

En el Atlántico esto puede ser suficiente, pero en el Pacífico, cuando los primeros ya han doblado Hornos, puede existir casi un mes de diferencia con el último y este tiempo es suficiente para que el límite de los hielos se haya desplazado significativamente.

A la circunnavegación de la Antártida, cuanto más al sur se baja menos millas se recorren puesto que se navega más cerca de la ortodrómica navegable que rodearía la banquisa polar. Por este motivo, subir los puntos que marcan la zona límite de seguridad más al norte, hace que la regata se alargue. Por desgracia, el deshielo de Polo Sur obliga a la Dirección de Regata a tomar medidas severas en este sentido.