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Las olas grandes, mal cogidas o que vengan por sorpresa son muy peligrosas ya que pueden arrastrar todo lo que encuentran a su paso por la cubierta o incluso hacer volcar la embarcación. También puede ocurrir que la proa se clave en el agua y que el barco se levante catapultado hacia adelante.

El problema en los IMOCA 60 es que al volcar, el agua de los tanques de lastre y la quilla móvil quedan mal colocados en la parte de abajo y dificultan la recuperación de la horizontalidad. Por este motivo antes de comenzar una regata, los IMOCA 60 deben superar la prueba de adrizamiento.

Otras veces se pierde una parte de la quilla y el barco pierde totalmente la estabilidad.

Muchos navegantes temen las olas del cabo de Hornos y las del Índico Sur, especialmente en la zona de las islas Kerguelen donde hay muy poca profundidad. En esta zona del océano pasa de miles de metros de profundidad a unos pocos cientos que alteran el ritmo y el tamaño de las olas.