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Una vía de agua se produce, generalmente, por una colisión. Cuando un IMOCA 60 tiene una vía de agua todavía puede aguantar un buen tiempo flotando gracias a las reservas de flotabilidad de su estructura que generan los compartimentos estancos. El problema es que el agua que entra a bordo aumenta el peso del buque y el aparejo sufre un sobreesfuerzo. El agua que entra no es una carga fija, se mueve por todas partes y hace girar de lado a lado el barco. Todo esto disminuye la velocidad y hace que el barco se clave en las olas que tiene alrededor, dificultando también el trabajo de quien lo pilota al no poder controlar el rumbo.

Cuando hay una vía de agua grave, hay que informar por radio comunicando la situación, activar las bombas de achique y procurar localizar el origen de la vía. Llegado el caso se deberá activar la radiobaliza de emergencia y, si la situación ya no tiene remedio, se deberá abandonar el barco y embarcarse en la balsa de salvamento con el traje y el equipo de supervivencia.