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La salinidad se mide en gramos de sal (cloro, sodio, magnesio, potasio, calcio,...) por kilogramo (g/kg) de agua. La salinidad varía mucho en los primeros 1.000 metros de la columna de agua, mientras que por debajo se mantiene constante.

El agua de los océanos circula. Cuando pasa por la superficie está sometida a evaporación o recibe agua de la lluvia o de los ríos. En el primer caso la salinidad aumentará mientras que en el segundo caso disminuirá. También puede pasar que se enfríe bastante para congelarse. En este caso, como el hielo no admite sal, esta irá a parar al agua que hay alrededor, lo que hará aumentará su salinidad. Por el contrario, si el hielo marino se funde, el agua resultante tendrá menos salinidad.

La salinidad, pues, conforma un tipo de paisaje marino porqué, como él, depende de las condiciones ambientales. La salinidad es más baja allí donde llueve y más alta donde hay más evaporación. La evaporación domina en las franjas alrededor de los trópicos, donde hay los grandes anticiclones, mientras que allí donde domina la precipitación es la zona ecuatorial y las zonas de latitudes medianas-altas, por donde pasan las borrascas. A latitudes todavía más altas encontraremos congelación en los respectivos inviernos y fusión a las primaveras o veranos.

El reparto de los continentes modula este comportamiento zonal, no sólo por las diferencias en el calentamiento y enfriamiento de tierra y mar, sino también por la orografía, que condiciona los cursos de los ríos y los regímenes de precipitación.

Durante la navegación alrededor del mundo los participantes en la Barcelona World Race se encontrarán con diferentes salinidades según la zona de navegación. Así, saldrán de la ciudad de Barcelona en pleno invierno y encontrarán salinidades altas, de más de 38 g/kg. Pasadas las Baleares y a medida que se acerquen al estrechado de Gibraltar, irán encontrando salinidades más bajas, que corresponden a las aguas atlánticas que están entrando a la Mediterránea.

Después del Estrecho, se mantendrán valores entre 36 g/kg y 36,5 g/kg hasta más allá del trópico de Cáncer, como corresponde en la zona del anticiclón de las Azores. Ya más al sur entrarán a la zona ecuatorial con una bajada significativa de la salinidad, que podría lograr valores por debajo de 35 g/kg.

En el Atlántico sur, dentro del área de influencia del anticiclón de Santa Helena, la salinidad volverá a aumentar alrededor de 36 g/kg hasta más allá del trópico de Capricornio. Más al sur volverá a bajar, especialmente después de pasar la cabeza de Buena Esperanza y entrar al Índico.

En todo el recorrido a partir de aquí y hasta volver al Atlántico, la salinidad ya no volverá a 36 g/kg. Los valores serán de entre 35,5g/kg y 34 g/kg según la latitud. Cuanto más al sur, más viento, más borrascas y valores de salinidad más bajos, especialmente entrados en el Pacífico, de forma que llegando a la cabeza de Hornos seguramente encontrarán las salinidades mínimas de todo el recorrido, por debajo de 34 g/kg, en la zona de influencia de la corriente de Humboldt al oeste de América del Sur.

En el camino de vuelta encontrarán valores similares a los de ida hasta cerca de Barcelona, dónde podrían encontrar salinidades todavía más altas de cuando habían salido, según cómo hayan sido los vientos del norte durante invierno.