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Los IMOCA 60 están diseñados para ser barcos seguros. El diseñador tiene que asegurar con sus cálculos una determinada estabilidad, y el barco y su tripulación demostrarlo prácticamente. Por este motivo, antes de empezar la regata, todos los barcos de la clase IMOCA tienen que superar un test de estabilidad que consta de varias pruebas donde se comprueba como el barco, en caso de vuelco, se endereza a solas.

La prueba más espectacular es la de los 180º, en la que con la ayuda de una grúa se invierte completamente el barco sin el palo instalado. Adentro se encuentra el patrón que tiene que demostrar que puede salir por la escotilla de emergencia situada en popa y volver a entrar por ella. Lo podrá hacer con facilidad si la popa no queda hundida, hecho que se pretende demostrar con la prueba. Una vez dentro del barco, el patrón dispone de diferentes métodos para enderezar el barco sin ayuda externa, ya sea inclinando la quilla pivotante o llenando los tanques de contrapeso.

https://youtu.be/-fxFXPQ80g8

Una de las otras pruebas que tienen que superar es la de los 90º, que se realiza con el palo y la jarcia instalados. El barco se inclina hasta que la punta del palo toca un pantalán, entonces los examinadores de la prueba lo sueltan y el barco tiene que conseguir volver a su posición natural. Esta prueba se efectúa para garantizar que en caso de vuelco, después de liberar las velas de toda carga (viento y agua) ya sea soltándolas o arriándolas, el barco recupera su posición.

La longitud de la quilla, el peso del bulbo y la profundidad a la que llega, son parámetros clave para tener éxito en la prueba.