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Las navegaciones en solitario también han tenido casos poco habituales como el del australiano Serge Testa que en 1984 dio la vuelta al mundo en el Acrohc Australis de sólo 4 m de eslora. Esta aventura la repitió en 1993 el navegante sudafricano Anthony Steward en un pequeño velero de 5,5 m sin cabina. Durante el trayecto sufrió numerosos incidentes, especialmente cuando volcó y se quedó sin contacto con el mundo durante 30 días.

Otra aventura la protagonizó el francés Christian Marty de 37 años que en 1981 cruzó el Atlántico en una plancha de windsurf. Era piloto comercial y tardó 38 días desde Dakar hasta la Guayana. La plancha hacía 3,8 m pesaba 18 kg y estaba preparada para ir sentado o de pie. Durante la travesía un velero de 23 metros, el Assiduous, le siguió a distancia como medida de seguridad. En las noches Marty colocaba la plancha en una funda hinchable que la mantenía estabilizada mientras dormía o descansaba siempre mojado.