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Tradicionalmente, a bordo se estibaban latas y conservas, que aunque pesaban bastante y a menudo se dañaban, eran los alimentos más habituales. La opción más moderna, pero, son los alimentos deshidratados de los que se saca el agua poniéndolos en hornos especiales. Este tratamiento, aunque los hace muy ligeros, también destruye sus vitaminas. La clásica galleta o pan duro que comían los antiguos marineros es un ejemplo de esta clase de alimentos que dura meses y lo resiste todo, incluso, los gusanos.