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Cuando los navegantes entran al Índico sur se encuentran con un mar frío y violento en el que las borrascas se forman con facilidad y virulencia, levantando olas enormes entre las que flotan peligrosos hielos que no siempre se detectan. Esto es debido a que entre los 40º y los 60º de latitud, los vientos del oeste discurren libremente por la superficie del mar sin continentes que los frenen, vientos, que muchas veces superan los 70 nudos (130 km/h) generando grandes y largas olas que a menudo superan los 10 metros de altura y que permiten a los buques "surfear" sobre ellas en espectaculares planeadas.

A estos vientos se les conoce popularmente como los "40 rugientes" o los "50 udoladores" según sea la latitud (40º o 50º) en que soplan. Todo ello con una temperatura del agua cercana a 4º C, con chubascos de nieve y con sensación de frío en el interior que muchas veces es peor que en el exterior debido a la humedad del 100% que todo lo satura.

En el momento que los navegantes de la Barcelona World Race cruzan el Índico Sur coincide con el verano austral. Esto significa que se pueden encontrar con icebergs y los growlers provenientes del deshielo de la banquisa antártica. Los actuales sistemas de detección por satélite permiten determinar las zonas donde el peligro es mayor y de esta manera determinar la situación de la zona límite de seguridad.

https://youtu.be/7gVuL9OsBMQ