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A lo largo del recorrido los regatistas se enfrentan a situaciones tanto variables como extremas donde su capacidad de supervivencia prácticamente dependerá de la ropa que lleven. Esta ropa los deberá proteger del viento, la lluvia, el sol, del frío o el calor excesivo.

En cuanto al frío, el mejor sistema que les ayude a evitar la pérdida de calor será vestirse por capas. De hecho, lo más importante es permanecer seco y preservar el calor por lo que las prendas deberán evitar el máximo posible que se transfiera la humedad en la piel, que es lo que produce la sensación de frío. Con el sistema de vestirse por capas, los regatistas consiguen en gran medida este propósito.

Uno de los aspectos a tener en cuenta a la hora de adquirir el traje es que éste tenga capucha. Hay que comprobar que ésta se ajuste bien a la cara. Además, la apertura facial deberá estar rodeada de goma lisa, que se adhiere mejor a la piel, si deseamos una buena protección contra el frío. También tendremos que fijarnos que la cremallera del vestido quede bien cerrada cuando lo llevamos puesto.

El calzado es otro tema que hay que vigilar. Las botas de goma deben ser ligeras y forradas. Cuando hace buen tiempo se puede llevar un calzado deportivo náutico que soporta bien el agua y la sal y evita los resbalones. Otro punto importante a vigilar del peligro de congelación son las manos, por lo que los guantes serán imprescindibles para protegerlas del frío y de los cabos.

Cuando la regata pasa cerca del ecuador, el problema será el calor. De nuevo el viento de a bordo es el causante de que la sensación de calor no sea la real y que la piel se queme. Hay que ponerse cremas de protección solar de factor 50 o más, taparse con ropa que no filtre los rayos del sol -con camisetas de color blanco y de manga larga con factor protección 40-, además de beber mucha agua para no deshidratarse.