Desde la primera embarcación que terminó la primera regata de vuelta al mundo, en 1969, los buques han evolucionado de manera notable. El ganador de esta primera competición en solitario tardó 313 días. Actualmente, gracias a la investigación de nuevos materiales y nuevas tecnologías, se consigue terminarla en tan sólo 90 días.

La Barcelona World Race ha permitido ver en acción los diseños más modernos de los IMOCA 60 y, además, sometidos a un banco de pruebas de una exigencia sin precedentes en la historia de la clase. Navegar 25.000 millas por los mares más duros del planeta no es ninguna novedad con un tipo de embarcación precisamente concebida al efecto. Pero la diferencia radica en el hecho de que, hasta ahora, estas vueltas al mundo habían sido en solitario.

La navegación en doble de la Barcelona World Race ha forzado a acercarse más (e incluso superar en muchas ocasiones), los límites conocidos del diseño y la estructura del material, y eso, de entrada, se debe a una razón muy sencilla: la navegación en doble prescinde de los márgenes de seguridad de la solitaria y el material se lleva más al límite. Para los amantes de la tecnología, la regata tiene, en consecuencia, un interés inusitado, e indudablemente ha establecido una referencia que ha acaparado la atención de diseñadores y constructores.

Spray     11,20 m / 1894

Joshua Slocum reformó un pesquero construido en 1800 e hizo la primera vuelta al mundo en solitario, entre 1895 y 1896.

Suhaili   9,90 m / 1965

Construido en la India por Robin Knox-Johnston, y con el que ganó la Golden Globe de 1969; la primera regata alrededor del mundo en solitario y sin escalas.

Gipsy Moth          16,10 m / 1966

Diseñado para la vuelta al mundo de Francis Chichester. Un queche que se convirtió en una referencia para la vela de altura de la época.

Pen Duick V        10,66 m / 1969

Uno de los primeros diseños para regatas en solitario, según las ideas de Eric Tabarly. Fue el primer velero con tanques de lastre de agua de mar y orza con bulbo.