A bordo de un IMOCA 60, las comodidades son mínimas si lo comparamos con un velero de recreo de dimensiones similares. De hecho, no hay lavabo ni ducha. Tampoco inodoro, lo que resulta complicado ya que tienen que utilizar un cubo para hacer sus necesidades en un barco que se mueve, y se necesitan manos para agarrarse. Durante 100 días, los regatistas deben conformarse con lavarse como pueden. Según como, afeitarse puede ser un problema y ni hablar de ducharse y consumir agua potable que no sea para beber. De hecho, ducharse es un hecho ocasional que sólo se puede disfrutar en momentos puntuales de la regata.

La sensación de humedad es también constante, por lo que cada pieza de ropa se lleva envasada al vacío.

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Sin lavabo ni ducha