Se trata de alternadores que aprovechan el movimiento (energía cinética) de la embarcación para transformarlo en energía eléctrica mediante el giro de una hélice. Esta hélice, que se instala en la popa, se acciona con el agua que pasa por debajo del barco.

Normalmente se llevan dos, uno a cada lado del barco para alternarlos cuando la embarcación navega escorada. Los más modernos son abatibles, dando la opción de sumergirlos cuando interesa. Funcionan en un rango de velocidades del barco de 3 a 25 nudos, pero consiguen el rendimiento óptimo (500 w) a partir de 9 nudos, generalmente con vientos de popa.

En contra de este sistema se puede destacar el peso de los hidrogeneradores y el freno al avance cuando están sumergidos, pero a favor hay que mencionar el ahorro de peso del combustible necesario para arrancar el motor, con el fin de que el alternador proceda a la carga de las baterías. Un hidrogenerador puede ahorrar unos 100 litros de combustible.