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Las embarcaciones que participan en la Barcelona World Race son de la clase IMOCA 60. Cada barco es único y su proceso de construcción supone un gran gasto energético y una alta producción de residuos, muchos de los cuales no se tratan. Al mismo tiempo, el ciclo de vida de un velero de alta competición es muy corto.

Todo esto hace que desde la Fundación Navegación Oceánica Barcelona, entidad organizadora de la Barcelona World Race, se apueste por la eficiencia energética, la reutilización, el reciclaje de materiales y la gestión segregada de los residuos a través de un gestor autorizado por la Agencia de Residuos de Cataluña. En cuanto a las embarcaciones, estas pueden tener una vida útil de unos 25 años, entendiendo que en un primer momento se utilizan para el alta competición y posteriormente se pueden usar como embarcaciones para entrenamiento, transporte, traslado, práctica de maniobras y/o posible escuela de navegación oceánica, entre otras alternativas. Esto es lo que ha hecho la FNOB con el IMOCA escuela Mirabaud.

La jarcia firme y de trabajo de estas embarcaciones está hecho con fibras altamente resistentes y de un elevado rendimiento. A pesar de esto, cuando estos materiales se exponen a condiciones extremas, hacen que tengan una vida útil, al máximo rendimiento muy baja. Por ejemplo, es necesario un cambio completo de la jarcia cada año y medio. Por eso desde la organización de la regata se trabaja en la adaptación de elementos como el palo a otras embarcaciones o la posible reutilización de algunas partes de la jarcia. Todo aquello que no se puede reutilizar se trata a través de la Agencia Catalana de Residuos. En cuanto a la cabuyería, una vez acabada la regata se utiliza en otras embarcaciones menos competitivas o como material para hacer talleres educativos.

Los materiales con los que se fabrican las velas de los barcos que dan la vuelta al mundo son altamente tecnológicos, pero las duras condiciones (radiaciones UV, las fuertes ráfagas de viento de las borrascas, la salinidad de las aguas oceánicas, y muy especialmente , la humedad y las temperaturas extremas, así como factores humanos) a que están sometidas las velas durante toda la regata hace que sean uno de los elementos que más desgaste sufren. Una vez acabada la regata estas velas ya no se pueden utilizar en alta competición.

Los IMOCA 60 están equipados con una electrónica de alta tecnología adaptada a las necesidades de los barcos. Esta electrónica necesita energía que se produce utilizando un motor de combustión que requiere combustibles fósiles, también se puede obtener energía utilizando generadores eólicos, placas solares o hidrogeneradores. Toda esta energía se almacena en baterías cada vez más eficientes como las de litio.

Todos los materiales eléctricos y electrónicos del barco tienen una reutilización muy baja porque las duras condiciones de navegación hace que sean muy sensibles a la corrosión, es por eso que muy a menudo se hace valorización de metales de estos elementos como son el cobre y la plata de los cables, o el acero y el plomo de la quilla basculante.