Los arqueólogos actuales que estudian a los fenicios pueden llegar a saber dónde estaban ubicados los poblados siguiendo las rutas marítimas que hacían éstos.
Para conocer estas rutas tienen en cuenta el régimen de vientos del Mediterráneo y las corrientes marinas. Siguiendo estos parámetros, los investigadores han logrado identificar restos de pueblos fenicios, ya que los barcos y el sistema vélico que empleaban sólo les permitía navegar con vientos portantes o de popa.