La densidad mide la cantidad de masa por unidad de volumen -g/ml-. La densidad del agua es directamente proporcional a la salinidad y la presión, e inversamente proporcional a la temperatura. La combinación de todos estos factores hace que haya una estratificación del agua del mar, con un aumento de la densidad en función de la profundidad.

Sabemos que los cuerpos se dilatan cuando se calientan. Es decir, al aumentar la temperatura también aumenta su volumen y, como la masa no varia, su densidad disminuirá. El agua caliente será más ligera que la fría y por eso tendrá tendencia a quedarse en la superficie mientras que si se enfría, tenderá a hundirse.

La densidad del agua del mar también depende de la salinidad. Si una agua es más salada que otra, será más densa, en un mismo volumen habrá más masa. Esta característica hace que no siempre tengamos agua caliente arriba y agua fría abajo porque la densidad también dependerá de la salinidad. Así, si en algún lugar cálido hay evaporación suficiente, el agua resultante puede hundirse y "guardar" el calor en el interior del océano.

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