En el siglo XIX, la llegada del motor de vapor supuso un gran empuje en la arquitectura naval y en el comercio de la época. Aunque en un principio los barcos mantenían las velas, el cambio fundamental llegó cuando a principios del siglo XX se abandonó definitivamente su uso y sólo se utilizaba el motor.
Actualmente los barcos ya no usan motores de vapor pero si de otro tipo. El más popular en la náutica deportiva es el motor diesel inventado por el ingeniero Rudolf Diesel. Este utiliza gasóleo y funciona según un principio de compresión, mientras que los de gasolina lo hacen por el de explosión.
Esta diferencia es importante en un barco ya que los motores diesel no necesitan bujías ni ningún sistema eléctrico que produzca la chispa que hace explotar la gasolina dentro de los cilindros del motor.
En un entorno marino con mucha humedad y sal, los sistemas eléctricos siempre pueden ser problemáticos. Por ello, los motores diesel son más adecuados, ya que funcionan a base de hacer mucha presión sobre una mezcla de aire y gasóleo que termina explotando dentro de los cilindros sin necesidad de chispa. Esta fuerza motriz se transmite al eje de la hélice que, en el caso de los veleros de regata, son especiales ya que pueden plegarse evitando frenar la velocidad.