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Las exigencias de una vuelta al mundo requieren que la compenetración entre los tripulantes sea muy alta.

La presión de la regata puede hacer que haya momentos de conflicto que luego lleven a tensiones y reproches. Por suerte, las tripulaciones están formadas por gente muy experta, por profesionales acostumbrados a convivir con los demás, en situaciones extremas durante mucho tiempo. Esto mismo pero, puede ser fuente de conflictos ya que muchos están acostumbrados a ser patrones autosuficientes. ¿Qué puede pasar si se junta durante 100 días a dos o dos navegantes solitarios acostumbradas a hacerlo todo sin consultar ni ser consultadas por nadie?

En la Barcelona World Race hay un reto de convivencia importante, ya que casi todo se deberá pactar con el compañero o compañera. Además, está el problema de la falta de espacio. Evidentemente el espacio disponible dentro de la cabina de un Imoca 60 afecta el espacio íntimo y personal.

Esto quiere decir que la convivencia implica compartir un pequeño espacio, incómodo y poco ventilado, que en otros ámbitos sería sólo accesible a las personas con las que se tiene una fuerte familiaridad. Por ello, es importante que cada miembro respete un mínimo espacio del otro. El espacio y la intimidad afectan a cosas tan evidentes como los olores personales, el orden en que se dejan las cosas dentro de la cabina, los ruidos, la música que se escucha, la comida que se elige, etc

Probablemente el equipo que esté más unido y compenetrado tendrá más probabilidades de ganar.

https://youtu.be/--AET90esRc

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