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El cabo de las Tormentas, como también se conoce el cabo de Buena Esperanza, responde mejor a su reputación durante los meses invernales australes, de abril a septiembre. Sin embargo, siempre es posible ver en esta parte del planeta olas de más de cuatro metros y vientos que, con frecuencia, superan los 30 nudos. La zona más peligrosa es el banco de Agulhas, donde son habituales los temporales y donde dominan los mares cruzados y peligrosos.

De hecho, el cabo de Buena Esperanza no es el límite meridional del continente africano. El título le corresponde en realidad al cabo de Agulhas, nombre que le dieron los marineros portugueses debido a las muchas escolleras, finas y afiladas que encontraron y que estuvieron a punto de hacerlos naufragar.

En el siglo XV, cuando navegar por el Mediterráneo para ir a Oriente buscar sedas y especias era muy peligroso debido a los ataques de los barcos del imperio Otomano y de los piratas berberiscos, los portugueses decidieron buscar una ruta alternativa para llegar a las Indias. Bordeando la costa africana, Bartolomé Díaz llegó al actual cabo de Buena Esperanza el 1488. En un primer momento se llamó cabo de las Tormentas, pero Juan II de Portugal le dio su nombre actual porque tenía la esperanza de encontrar un buen paso que le llevara hacia las Indias. El 1497, Vasco de Gama lo cruzó por primera vez en su búsqueda de las Indias.